Un nuevo éxodo masivo: más de cincuenta y ocho mil personas desplazadas en lo que va del 2025 por la violencia

La escalada de la violencia en Colombia ha generado una grave crisis humanitaria en los primeros meses del 2025. En lo que va del año, 58.659 personas (aproximadamente) han sido víctimas de desplazamiento forzado masivo y 20.569 han quedado confinadas, debido a los enfrentamientos entre grupos armados ilegales en distintas regiones del país.

El departamento de Norte de Santander, especialmente, la región del Catatumbo ha sido territorio más afectado, en donde 55.659 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, dejando atrás su historia, su tierra y su cotidianidad. Por otro lado, en el departamento del Chocó, en la región del San Juan, han sido víctimas de confinamiento aproximadamente 12.000 personas.

De acuerdo con lo anterior, los datos de enero y febrero del 2025 reflejan uno de los picos más altos de desplazamiento en la historia reciente del país. Si la violencia persiste con esta intensidad, el inicio del 2025 podría compararse con los niveles de desplazamiento forzado registrados en 2002, cuando en el primer trimestre de ese año se contabilizaron aproximadamente 90.179 personas desplazadas. (CODHES, 9 de mayo, 2002). En cuenta al confinamiento, en la región del sur del Chocó para el año 2024, entre y mayo 12.504 fueron víctimas de este hecho, siendo uno de los picos más altos registrados en Colombia (CICR, 2 de junio, 2024), no obstante, para el 2025 entre enero y febrero van 12.000 personas aproximadamente, lo que casi supera en victimizaciones al año pasado en tan sólo dos meses.

Catatumbo y Chocó: enfrentamientos y crisis humanitaria

La crisis en el Catatumbo se ha agravado por la disputa territorial entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33 de las disidencias de las extintas FARC-EP, quienes se enfrentan por el control de una zona estratégica con abundantes recursos naturales como oro, petróleo, carbón y cultivos de coca. La ubicación fronteriza con Venezuela y la ausencia de una presencia institucional robusta han convertido a esta región en un corredor clave para economías ilícitas, lo que ha intensificado los enfrentamientos armados y dejado a la población civil atrapada en medio de la violencia. Según datos de ACNUR y la Defensoría del Pueblo, en el Catatumbo hay aproximadamente 55.659 personas desplazadas y 8.596 confinadas por miedo a perder la vida.

Por otro lado, el 15 de febrero, el ELN anunció un paro armado de 72 horas, que comenzó el 18 de febrero y finalizó el 21 en la región de San Juan, sur del departamento de Chocó. En su comunicado, el grupo insurgente justificó la acción armada ilegal, alegando un aumento de la presencia del Clan del Golfo en la zona y acusó al Gobierno de ser responsable de la crisis. La región del San Juan es un territorio estratégico para las economías ilegales, convirtiéndose en un punto de disputa entre grupos armados. Su ubicación permite la conexión con el puerto de Buenaventura en el Valle del Cauca, el tránsito hacia el Eje Cafetero y un acceso relativamente fácil a la ciudad de Medellín-Antioquia. Por esta zona circula una parte importante de la cocaína que se exporta al exterior, a ello se suman actividades de minería ilegal, así como la explotación y comercialización clandestina de madera. Durante este periodo, al menos 3.600 personas fueron desplazadas y más de 12.000 quedaron confinadas, agravando aún más la emergencia humanitaria en el sur del Chocó (Valencia, 18 de febrero, 2025)

Otras Regiones afectadas

Los enfrentamientos armados y la lucha por el control territorial han impactado también otras regiones del país entre enero y febrero del 2025. En el Cauca, aproximadamente 700 personas han sido desplazadas; en Bolívar, más de 900; en Antioquia, especialmente en el Bajo Cauca, se han registrado 150 desplazados; y en Putumayo, hasta la fecha, se han reportado 16 casos de desplazamiento. (Contreras, 17 de febrero, 2025)

Según la Defensoría del Pueblo, el 70% del territorio nacional presenta focos de violencia activos, lo que ha provocado el desplazamiento forzado de cientos de familias (El País, 23 de febrero, 2025). Entre el 1 de enero y el 20 de febrero, 144 familias, equivalentes a 354 personas, han llegado a Medellín huyendo de la violencia en distintas regiones del país, incluyendo los enfrentamientos en el Catatumbo, el paro armado en El Chocó y otros hechos en Antioquia. De estas, 42 familias (121 personas) permanecen en el albergue habilitado por la Alcaldía de Medellín, donde reciben apoyo humanitario (Sampedro, 24 de febrero, 2024).

La crisis humanitaria sigue creciendo y las comunidades afectadas claman por la intervención del Estado para garantizar su seguridad y proteger sus derechos fundamentales. Entretanto, los organismos nacionales e internacionales continúan monitoreando la situación, mientras el país enfrenta una de las peores oleadas de desplazamiento de los últimos años.

Afectaciones del desplazamiento forzado interno

El desplazamiento forzado en Colombia es un fenómeno dinámico, complejo y heterogéneo, caracterizado por el cambio involuntario de lugar de residencia o actividad económica debido a amenazas, riesgos o vulneraciones contra la vida e integridad de las personas, siempre dentro de las fronteras de un mismo país (Giraldo N. Palacio E., 2019).

Este fenómeno tiene graves repercusiones en distintos ámbitos. En el nivel comunitario, debilita los procesos de participación, ya que las víctimas enfrentan múltiples vulneraciones que limitan su capacidad de incidencia social y política. Además, facilita el fortalecimiento de estrategias de control violento por parte de los grupos armados, quienes se aprovechan de la desestructuración comunitaria para afianzar su dominio y el despojo de tierras, principalmente de la población campesina y étnica.

A nivel social y psicológico, el desplazamiento rompe el tejido social, afectando las relaciones comunitarias y familiares. Las víctimas deben enfrentarse a un entorno desconocido, con barreras lingüísticas, diferencias culturales y cambios en el clima y los olores, lo que intensifica su sensación de desarraigo. Asimismo, el desplazamiento puede generar conflictos en los roles de género, ya que, en muchos casos, los hombres ven transformada su función de proveedores, desplazando esa centralidad hacia las mujeres y generando tensiones dentro de los núcleos familiares.

¿Quién era la Chiki? ¿Quién soy? No sé. El hecho es que tengo que ir muy a mi adolescencia, a mi infancia. Mi mamá y mi papá eran ya desplazados de la Violencia, de Villa Restrepo, Tolima. Fueron desplazados hacia Bogotá. Y yo nací en Bogotá, hija del desplazamiento. Y entonces también fui víctima de esta otra violencia, que no se dice, pero que toca a muchísimas familias de desplazados y también a familias de refugiados. Es que cuando a uno le quitan el lugar en donde se forma una familia, las familias se rompen. Mi papá nos abandonó. (Comisión de la verdad, 2022)

Finalmente, las pérdidas materiales y la imposibilidad de regresar a su lugar de origen impactan gravemente el bienestar psicosocial de las personas desplazadas, aumentando su sufrimiento emocional y la sensación de incertidumbre frente al futuro.

Bibliografía