El mapa de Colombia… esa figura inicialmente extraña y luego familiar, que fuimos aprendiendo desde pequeños a asociar a una geografía maravillosa, sobre la que nos contaron en lecciones y en canciones la existencia de múltiples riquezas: dos mares, todos los climas, aguas mil, nevados y volcanes, selvas y llanuras, un portento de biodiversidad.
Pero poco nos contaron sobre la sombra que se ha tendido permanentemente sobre esa tierra milagrosa: la desmesurada ambición de unas élites económicas, políticas y militares, que desde siempre han querido vorazmente acapararla, amparándose para ello en las armas y el poder. Así, y desde tiempos de la conquista española, esa geografía de la esperanza se fue transformando en una geografía de la exclusión, que ha hecho de Colombia uno de los países del mundo con mayor desigualdad en la propiedad de la tierra, con la complicidad de un Estado que ha sido indolente frente al acaparamiento y el despojo.
A esa concentración histórica de la tierra en pocas manos ha contribuido significativamente el conflicto armado vivido en el país en las seis últimas décadas, pues mientras unos iban con fusiles despojando, otros más atrás, menos visibles pero igualmente inmorales, aprovechaban la situación para hacerse a las tierras despojadas y beneficiarse económica o políticamente. El mapa de Colombia es una cartografía física y social hecha jirones, una triste cartografía del abandono forzado y el despojo. Como consecuencia del conflicto, cerca de 7 millones de personas han tenido que huir de sus tierras para salvaguardar su vida, dejando abandonadas entre 6 y 10 millones de hectáreas. Al verse obligadas a hacerlo, no sólo pierden la tierra, sino el espíritu que la habita y que le da sentido a los proyectos de vida de quienes tienen en ella su fuente de sustento físico, afectivo, espiritual, cultural y político.
Esta exposición, además de rendir un homenaje a esos millones de seres anónimos, desplazados, despojados, resistentes, que al tener que abandonar su tierra han perdido su entorno vital, busca hacer un llamado a los ciudadanos y ciudadanas del común para que entre todos, a punta de conciencia y solidaridad, logremos reemplazar el viejo mapa del despojo y el acaparamiento por una cartografía de la inclusión y la equidad.