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Geografías de la Verdad

GEOGRAFÍAS
DE LA VERDAD

La verdad
es compleja

La verdad es tan compleja y diversa como la geografía colombiana

Nuestra geografía es una composición rica y compleja de montañas y ríos, desiertos y mares, páramos y selvas. Naturaleza que se impone y nos muestra sus dos caras: la belleza y la complejidad, pues en estos lugares permanecen latentes las verdades de nuestras violencias. Verdades con una y mil caras, que se muestran y ocultan en los rostros y las manos de los habitantes, en las grietas de las montañas y los ríos que nos atraviesan. La verdad de nuestras violencias es profunda y turbulenta como ese paisaje colombiano lleno de pliegues, colores y sonidos reflejados en el oscuro río del tiempo.

En el recorrido por esta geografía encontramos que las marcas dejadas por las violencias en los territorios y los cuerpos se transforman en cicatrices y preguntas. Intentos por develar, entre voces y silencios, qué pasó y por qué. Desde allí, las personas que buscan la verdad insisten en hablarnos, nos invitan a encontrarnos y reconocernos en la humanidad de nuestros rostros.

En el momento histórico que atravesamos, Geografías de la verdad [1] nos invita a bordear la verdad y adentrarnos en sus laberintos para vislumbrar su complejidad. A comprenderla como una construcción que necesita de muchos, que nos convoca a todos a compartir una versión, un fragmento, a escuchar las verdades que se resisten a morir sin pronunciar su nombre.

[1] El Museo Casa de la Memoria se acercó a estas búsquedas mediante metodologías participativas, como laboratorios de creación-reflexión, entrevistas, encuestas y rastreos documentales, para construir los contenidos de la exposición.

Sergio
Gómez

El cuerpo de intervenciones del artista Sergio Gómez habita los espacios del Museo para ponernos frente a nuestra propia percepción. Sus imágenes, siempre en relación con otras, nos hacen la pregunta por lo que vemos, por su naturaleza y su sentido, activando instantáneas que habitan nuestra memoria. Gómez ha explorado la imagen fotográfica como entidad que se expande al espacio, constituida por memoria y pensamiento, no solamente por la captura de la realidad. Su obra configura una interesante confluencia de imágenes y espacialidad, y suscita en el espectador retratos de su propia interioridad.

En una exposición como Geografías de la verdad, esta obra, con su pregunta por la percepción, cuestiona la idea de perspectiva única, inaugura la posibilidad de asumir una posición desde el movimiento, el cuerpo y sus sentidos, y nos pone a conversar desde diferentes lugares. Para llegar a acuerdos sobre la verdad, podemos movernos, poner nuestro cuerpo en diferentes perspectivas, ver, tocar, sentir, para aportar un pedazo de vivencia, nuestra versión, en el intento por construir un relato que nos incluya a todos.

The truth is
complex

The truth is as complex and diverse as the Colombian geography

Our geography is a rich and complex composition of mountains, rivers, deserts, seas, moors and jungles. Nature that imposes itself and shows us its two faces: beauty and complexity, because in these places remain dormant the truths of our violence. Truths with one and thousands of faces, which are shown and hidden in the faces and hands of the inhabitants, in the cracks of the mountains and the rivers that cross. The truth of our violence is deep and turbulent as the Colombian landscape full of folds, colors and sounds reflected in the dark river of time.

In this path, we find that the marks left by the violence in the territories and the bodies are transformed into scars and questions. Attempts to unveil, between voices and silences, what happened and why. From there, people who seek the truth insist on speaking to us, invite us to meet and recognize each other in the humanity of our faces.

In the historical moment we are going through, Truth Geographies [1] invites us to border the truth and enter its labyrinths to glimpse its complexity, to understand it as a construction that needs many, which convene us all to share a version, a fragment, to listen to truths that resist dying without pronouncing them.

[1] The Museum approached these searches through participatory methodologies, such as creation-reflection laboratories, interviews, surveys and documentary traces, to construct the exhibition contents.

Sergio
Gómez

The Artist interventions inhabit the Museum spaces to situate ourselves before our own perception. Their images, always in relation to others, address us the question by what we see, by their nature and their meaning, activating snapshots that inhabit our memory. Gómez has explored the photographic image as an entity that expands to space, constituted by memory and thought, not only by the capture of reality. His work stands an interesting confluence of images and spatiality, and awakens in the viewer his own interior portraits.

In an exhibition like Truth Geographies, this work, with its question about perception, challenge the idea of a unique perspective, opens the chance of assuming a position from the movement, the body and its senses, and make us talk from different places. To reach agreements on the truth, we can move, put our body in different perspectives, see, touch, feel, to contribute a piece of experience, our version, in the attempt to build a story that includes us all.