*Programación sujeta a cambios.
Martes 28 de noviembre
Miércoles 29 de noviembre
Jueves 30 de noviembre
Viernes 1 de diciembre
Sábado 2 de diciembre
Manifiesto
El Símbolo para nombrar
Dar nombre. El bautizo de la tragedia está inscrito en un síndrome sobrenatural de la humanidad.
Dar nombre. Poner en el lugar vacío lo existente, que tenga forma en el aire y resuene como imagen en la mente.
Dar nombre. Que el llanto emerge con un nudo en la garganta, que no da palabra, que solo se siente.
Dar nombre. En el lugar habitado, de pronto, se siembra una planta cuyo nombre se decide siempreviva.
Dar nombre. Poner piedras circulares y en la mitad el fuego, de repente, una canción entonada recuerda las ausencias.
Dar nombre. En el libro se trazan líneas que componen un sentido – un sentido – y que se siente el alivio.
Dar nombre. Que un día el pecho hierve, se sale a la calle y se grita.
Dar nombre. Los pies descalzados en la foto.
Dar nombre. Al que no aparece, al que fue desaparecido, al desencontrado.
Dar nombre. Ese día que cambió, a sangre y fuego, los ojos fijos en mirada en penumbra.
Dar nombre. Se borda en puntada y sobre la fecha en que hubo un final y, también, un principio.
Dar nombre. La palabra sustituyó el silencio.
En el Museo Casa de la Memoria, el símbolo palpita en las historias, se convierte en elemento sanador, de denuncia y esperanza. Cuidar el símbolo es posibilitar la conservación de las historias y caminar la reparación de las víctimas del conflicto armado que habitan este espacio.
En esta versión de Semana por la Memoria, resaltamos el símbolo que abraza, nombra, reconoce y resignifica cada realidad. Abrimos escenarios para el teatro crítico, la canción esperanzadora, la escucha activa al pasado-presente y a la creatividad con la agenda del 28 de noviembre al 2 de diciembre. Con la inauguración de la exposición “Esta tierra es nuestra” realizada en articulación con las mujeres del Grupo “Memorias, Desplazamiento y Esperanza” de la vereda Granizal, se representa el símbolo del tejido para narrar el desplazamiento forzado del campo a la ciudad y lo que esto implica para las familias y para las mujeres que enfrentan el entretejerse en nuevos territorios que carecen de garantías para su bienestar.
Esta semana es entonces, la posibilidad de refirmar la importancia de la reparación simbólica, de las acciones y elementos que aportan a la verdad y que construyen constantemente las memorias vivas de nuestra ciudad y país.
Una Semana para dar nombre desde el símbolo que pronuncia la humanidad, el fuero interno de entender, aceptar, remediar, remendar y, si acaso, desfragmentar.